miércoles, 11 de diciembre de 2013

San Benito

Sanato Patrono de los metalúrgicos, de los mineros, de los espeleólogos, de los profesores y de los escolares.
Nació a fines del siglo V en Nursia, Italia. Tuvo desde niño la cordura de los ancianos.
Benito buscó la soledad, y se refugió en una estrecha cueva por más de tres años. Nadie sabía de su destino, salvo el monje Román, que vivía en un monasterio cercano y le alcanzaba la comida. Un día lo encontraron unos pastores, que divulgaron su nombre en la comarca. Hacia la cueva fueron a buscar la palabra de Benito muchos que necesitaban de su sabiduría. La fama de su santidad se hizo entonces evidente.
Al morir el abad de un monasterio de las cercanías, los monjes ofrecieron al ermitaño que ocupara su lugar. Rechazó por mucho tiempo la propuesta, pero al fin accedió y puso en práctica sus célebres Reglas de Monjes, que aún hoy están vigentes.
"Despierten el oído del corazón". Repetía Benito.
Su influencia crece más allá de la vida religiosa, siendo la meditación benedictina, una marca profunda en el pensamiento actual.
Murió a mediados del siglo VI. Fue sepultado en el oratorio de San Juan Bautista, que él había construido. Allí y en la cueva de Subiaco, que habitó primero, la gente acude a reclamar su fe, y hasta el día de hoy hay testimonios de sus milagros.
Es también patrono contra la fiebre, las intoxicaciones y los dolores provocados por piedras en distintos órganos.

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