jueves, 22 de noviembre de 2012

La Vida de Maria

 ..«Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho»...

En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
 a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
 El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo».
 Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
 Pero el Angel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
 Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús;
 él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».
 María dijo al Angel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?».
 El Angel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios».
 María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho».Y el Angel se alejó.
 En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.
 Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
 Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,
 exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
 ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?
 Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
 Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».
 María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor,
 y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador,
 porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
 porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!
 Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen.
 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
 Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
 Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
 Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia,
  como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre» María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
 Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo.
 Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
 A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre;
 pero la madre dijo: «No, debe llamarse Juan».
 Ellos le decían: «No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre».
 Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.
 Este pidió una pizarra y escribió: «Su nombre es Juan». Todos quedaron admirados. ]
 Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
 Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.
 Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: «¿Qué llegará a ser este niño?». Porque la mano del Señor estaba con él.
 Entonces Zacarías, su padre, quedó lleno del Espíritu Santo y dijo proféticamente:
 «Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su Pueblo,
 y nos ha dado un poderoso Salvador en la casa de David, su servidor,
 como lo había anunciado mucho tiempo antes, por boca de sus santos profetas,
 para salvarnos de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odian.
  • En conclusión nos queda queMaria es nuestra madre y tenemos que quererla y amarla. A Maria le encanta que le rezen es por eso que todos los católicos le rezamos mucho a Maria y oramos con Dios.
  • La diferencia entre rezar y orar es: que cuando vos estas rezando le rezas a la Virgen (Padrenuestro, Avemaria, Gloria, etc.) y cuando oras es como siestuvieras hablando con Dios, que es nuestro padre porque nos dió la vida, y le estuvieras diciendo todas las cosas malas que hiciste que te arrepentis, pedis por algo o por alguien, que te ayude en el colegio en el trabajo o en algo en especial,etc.
  • Lo más importante de todo esto es: que Maria nos ama a todos y es nuestra madre. Nosotros como deber tenemos que ayudar de distintas maneras buenas y que se distribullan por todo el mundo, así cada vez más gente cree en Dios, María, Jesus, etc. Yo digo esto porque como veo que cada vez el mundo está peor y nadie quiere hacer nada, entonces la mejor manera es: ayudar a los pobres, a los enfermos, todas las cosas buenas.
  • Tambien es importante que vallas a la misa todos los domingos, pero si no podes por un caso especial no pasa nada, pero la idea es que vallas.
  • Recuerda que podes buscar más información en www.vatican.va       

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