En compañía de sus numerosos hermanos, la niña Rosa se
trasladó al pueblo serrano de Quives, en la cuenca del Chillón, cuando
su padre asumió el empleo de administrador de un obraje donde se
refinaba mineral de plata. Las biografias de Santa Rosa de Lima han
retenido fijamente el hecho de que en ese pueblo, que era doctrina de
frailes mercedarios, la joven recibió en 1597 el sacramento de la
confirmación de manos del arzobispo de Lima, Santo Toribio Alonso de
Mogrovejo, quien efectuaba una visita pastoral en la jurisdicción.
Ocupándose
de la "etapa oscura" en la biografía de Santa Rosa de Lima, que
corresponde precisamente a sus años de infancia y adolescencia en
Quives, Luis Millones ha procurado arrojar nueva luz mediante la
interpretación de algunos sueños que recogen los biógrafos de la santa.
Opina Millones que ésa pudo ser la etapa más importante para la
formación de su personalidad, no obstante el hecho de que los autores
han preferido hacer abstracción del entorno económico y de las
experiencias culturales que condicionaron la vida de la familia
Flores-Oliva en la sierra, en un asiento minero vinculado al meollo de
la producción colonial. Probablemente, esa vivencia (la visión cotidiana
de los sufrimientos que padecían los trabajadores indios) pudo ser la
que dio a Rosa la preocupación por remediar las enfermedades y miserias
de quienes irían a creer en su virtud.
A Santa Rosa
de Lima le tocó vivir en Lima un ambiente de efervescencia religiosa,
una época en que abundaban las atribuciones de milagros, curaciones y
todo tipo de maravillas por parte de una población que ponía gran
énfasis en las virtudes y calidad de vida cristianas. Alrededor de
sesenta personas fallecieron en "olor de santidad" en la capital peruana
entre finales del siglo XVI y mediados del XVIII. De aquí se originó
por cierto una larga serie de biografías de santos, beatos y siervos de
Dios, obras muy parecidas en su contenido, regidas por las mismas
estructuras formales y por análogas categorías de pensamiento.
A Santa Rosa le atraía con singular fuerza el modelo de
la dominica Catalina de Siena (santa toscana del siglo XIV), y esto la
decidió a cambiar el sayal franciscano por el hábito blanco de terciaria
de la Orden de Predicadores, aparentemente desde 1606. Se afirma que
estaba bien dotada para las labores de costura, con las cuales ayudaba a
sostener el presupuesto familiar, pero fueron muy contadas las personas
con quienes Rosa llegó a tener alguna intimidad. En su círculo más
estrecho se hallaban mujeres virtuosas como doña Luisa Melgarejo y su
grupo de "beatas", junto con amigos de la casa paterna y allegados al
hogar del contador Gonzalo de la Maza.
Los confesores
de Santa Rosa de Lima fueron mayormente sacerdotes de la congregación
dominica. También tuvo trato espiritual con religiosos de la Compañía de
Jesús. Es asimismo importante el contacto que desarrolló con el doctor
Juan del Castillo, médico extremeño muy versado en asuntos de
espiritualidad, con quien compartió las más secretas minucias de su
relación con Dios.
Dichos consejeros espirituales
ejercieron profunda influencia sobre Rosa y resultaron cómplices de sus
delirios, visiones y tormentos. No sorprende desde luego que María de
Oliva abominase de la cohorte de sacerdotes que rodeaban a su piadosa
hija, porque estaba segura de que los rigores que ella se imponía eran
"por ser de este parecer, ignorante credulidad y juicio algunos
confesores", según recuerda un contemporáneo. La conducta estereotipada
de Santa Rosa de Lima se hace más evidente aún cuando se repara en que
por orden de sus confesores anotó las diversas mercedes que había
recibido del Cielo, componiendo así el panel titulado Escala espiritual.
No se conoce mucho acerca de las lecturas de Santa Rosa, aunque es
sabido que encontró inspiración en las obras teológicas de fray Luis de
Granada.
Hacia 1615, y con la ayuda de su hermano favorito,
Hernando Flores de Herrera, labró una pequeña celda o ermita en el
jardín de la casa de sus padres. Allí, en un espacio de poco más de dos
metros cuadrados (que todavía hoy es posible apreciar), Santa Rosa de
Lima se recogía con fruición a orar y a hacer penitencia.
Posteriormente, en marzo de 1617, celebró en la iglesia de Santo Domingo
de Lima su místico desposorio con Cristo, siendo fray Alonso Velásquez
(uno de sus confesores) quien puso en sus dedos el anillo en señal de
unión perpetua.
Con todo acierto, Rosa había predicho
que su vida terminaría en la casa de su bienhechor y confidente Gonzalo
de la Maza (contador del tribunal de la Santa Cruzada), a la cual se
trasladó a residir en los últimos cuatro o cinco años de su vida. Por
esto solicitó a doña María de Uzátegui, la madrileña esposa del
contador, que fuese ella quien la amortajase. En torno a su lecho de
agonía se situó el matrimonio de la Maza-Uzátegui con sus dos hijas,
doña Micaela y doña Andrea, y una de sus discípulas más próximas, Luisa
Daza, a quien Santa Rosa de Lima pidió que entonase una canción con
acompañamiento de vihuela. Así entregó la virgen limeña su alma a Dios,
afectada por una aguda hemiplejía, el 24 de agosto de 1617, en las
primeras horas de la madrugada.
El mismo día de su
muerte, por la tarde, se efectuó el traslado del cadáver de Santa Rosa
al convento grande de los dominicos, llamado de Nuestra Señora del
Rosario. Una abigarrada muchedumbre colmó las calzadas, balcones y
azoteas en las nueve cuadras que separan la calle del Capón (donde se
encontraba la residencia de Gonzalo de la Maza) de dicho templo. Al día
siguiente, 25 de agosto, hubo una misa de cuerpo presente oficiada por
don Pedro de Valencia, obispo electo de La Paz, y luego se procedió
sigilosamente a enterrar los restos de la santa en una sala del
convento, sin toque de campanas ni ceremonia alguna, para evitar la
aglomeración de fieles y curiosos.El proceso que condujo a la beatificación y canonización de Rosa empezó
casi de inmediato, con la información de testigos promovida en 1617-1618
por el arzobispo de Lima, Bartolomé Lobo Guerrero. Tras un largo
procedimiento, Clemente X la canonizó en 1671. Desde un punto de vista
histórico, Santa Rosa de Lima sobresale por ser la primera santa de
América. Actualmente es patrona de Lima, América, Filipinas e Indias
Orientales.
- Encontrar esto en: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/r/rosa_de_lima.htm
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