viernes, 19 de julio de 2013

"La conducta en la vida pública" (Ecli.7,1-17)

"No hagas el mal, y el mal no se apoderará de ti; apártate de la injusticia, y ella se apartará de ti. No siembres, hijo mío, en los surcos de la injusticia, no sea que coseches siete veces más. No pidas al señor un puesto importante ni al rey un sitial de honor. No quieras pasar por justo delante del Señor ni te hagas el sabio delante del rey. No aspires al cargo de juez, no sea que no puedas extirpar las injusticias o te dejes intimidar por un poderoso, y así pongas en peligro tu rectitud. No ofendas a la asamblea de la ciudad ni te degrades delante de la multitud. No incurras dos veces en pecado, porque ni uno solo quedará impune. No digas: "El señor apreciará la multitud de mis dones; cuando los presente al Dios Altísimo, él los aceptará". No dejes de orar confiadamente ni te olvides de dar limosna. No te burles del hombre que está amargado, porque hay Alguien que humilla y también exalta. No urdas mentiras contra tu hermano ni lo hagas tampoco contra un amigo. No digas nunca una mentira, porque esa costumbre no conduce a nada bueno. No hables demasiado en la asamblea de los ancianos ni repitas las palabras en tu oración. No detestes los trabajos penosos ni el trabajo del campo, creado por el Altísimo. No te agregues a la multitud de los pecadores: recuerda que la ira del Señor no tardará. Sé profundamente humilde, porque fuego y gusanos son el castigo del impío".

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