En el suroeste de Francia, al pie de los Pirineos, surgió en el siglo XI el santuario mariano de Betharram. A unos quince kilómetros de Lestelle- pueblo en donde se encuentra el templo- nació uno de los centros marianos más importantes del mundo, Lourdes.
Su primer nombre aparece en 1493 bajo la denominación de "Gatarram".
En torno a este sitio, la tradición popular testimonia la presencia de tres milagros atribuidos a la Virgen María. Uno de ellos dio origen al nombre por lo que se la conocería esta advocación francesa.
El milagro
Una niña que paseaba por este bello paisaje, atraída por una flor particularmente hermosa aparecida en la ribera del río Gave (torrente peligroso del sur de Francia), se inclinó para recogerla , pero ante un descuido cayó en las aguas caudalosas. Al ser llevada por la corriente y sin saber nadar, se ahogaba y lanzaba brazadas al aire sin conseguir ningún resultado.
Desesperadamente y sabiendo que nadie vendría en su ayuda, invocó a la Virgen que se veneraba en el santuario de esa región . De inmediato, vio ante sí un ramo que era tendido por una mujer que sostenía a un niño, para que pudiese agarrarse a él. Así lo hizo y pudo salvarse.
Luego de recuperarse, y entender que su súplica había sido escuchada por la Madre del Cielo, quiso ofrecer algo en donación a la Virgen como signo de gratitud. Fue así que ofreció un hermoso ramo de oro a la "patrona del lugar" y centro de devoción en aquel santuario. Conocido este suceso, desde entonces la Virgen fue llamada y venerada como la "Virgen de Betharram", ya que en el dialecto local, significa bello ramo.
Estos "milagros" , más allá de su autenticidad histórica, atestiguan verdaderamente una verdad de fondo: Betharram era un lugar considerado tradicionalmente sagrado, que ha visto aumentar la devoción mariana. Siempre eran muy numerosos los peregrinos que venían a Betharram para rezar e invocar la protección de la Virgen María.
